Introducción a: 
“El Amor en las Esferas Celestes”
Primera entrega

Descargo
Pocas cosas en mi vida han sido tan profundamente tortuosas como mi asistente sagitariano, es difícil, terco y muy complejo. Siempre llevado por los vientos jupiterianos más proclives al dantesco furor de lo masivo que al fino arte de lo íntimo y personal.

Debo agradecer siempre a ella, la Sacerdotisa del Sur del Mundo, por tan grato compañero de ruta, cosa que queda compensada ampliamente por su guía, amparo siempre cobijante y comprensivo. 

Este asistente mío, hace ya un tiempo, que insiste en que nunca hablo del amor y los sentimientos según los astros, en esos instantes mi moral queda aniquilada y mi esperanza en la humanidad se pierde, por gracia divina mi esperanza en Él sigue intacta.

Estaba apaciblemente trabajando en unas hermosas líneas sobre una lluvia de estrellas doble las Androméidas y las Leónidas. Pero mi joven asistente, siempre atento a los tabloides, me acerca un artículo de un prestigioso colega, al cual no voy a citar. Al leerlo, mi angustia y mi tristeza se vieron multiplicadas sólo con ver el título: “Cómo se enamora cada signo”, he sido testigo del reduccionismo más atroz, lo que fue un arte Elevado, un arte Sagrado y motivo de la mejor ponderación, reducido a un comentario de feria. ¡Qué dirían los grandes maestros de este noble arte, que diría: Manilus, Ptolomeo, Hermes Trimegisto o el Rabí del Sur del Mundo!

Aunque debo aceptar, muy a regañadientes y para ser justo, que me ayuda como disparador de estas líneas. Sí, puedo afirmar que por culpa de él se perderán el artículo de las lluvias gemelas pero no esta introducción a “el Amor en las Esferas Celestes”.


Los tres vectores o los tres soplos

El análisis de las cartas de dos personas, instituciones, situaciones, criaturas o combinaciones de los anteriores es una práctica muy antigua que deviene en una conclusión de compatibilidad entre las partes, esto es llamado hoy en día: “Sinastría”

Hay tres ejes (o soplos) de análisis de una carta comparativa: el elemental (tierra, agua, fuego y aire), el natural (energía predominante Masculina, femenina, neutra – Ying y Yang, etc) y la posicional (oposición, conjunción, trígono, etc).

Si deseamos saber el grado de compatibilidad (como dice hoy la corriente cientificista de la astrología) o la estrella (como revela la tradición) de una relación en cuanto al perfil amoroso de dos personas (también aplicable a los otros casos), analizamos la posición del planeta regente de cada signo perteneciente a cada sujeto, la posición de venus y de las casas III, VII y VIII, como información complementaria de lo antes dicho.

Pero esto atañe solamente a la primer gran rueda de la astrología (ver nuestro artículo del 08-07-2015, “Aproximación a las esferas celestes”), esto sería una sinastría simple o de primer grado. 

Hay dos ruedas que no suelen ser analizadas, a veces por impericia, desidia o por simple desconocimiento. Me refiero a la Rueda Cabalística y la Rueda Mística.

La Rueda cabalística nos otorga una sinastría trascendente o de segundo grado y la Rueda Mística, a su vez otorga una sinastría de revelación o de tercer grado.

Las tres ruedas giran para formar la gran esfera celeste, la verdadera sinastría, o más bien su forma completa, es la superposición tridimensional de estas esferas. El choque de estos mundos (esferas) da como resultante una tercer esfera plena de conjunciones y oposiciones, algunas serán complementarias, otras se anularán y habrá un tercer grupo de interacciones que generará tensión (no en cuanto a lo tirante, sino más bien de naturaleza eléctrica tipo chispa, que genera empuje, un tropismo bioactivo, movimiento).

El llamativo que si analizamos el fruto de esa relación espejada en un hijo, vemos una profunda similitud entre las esferas que componen la sinastría y la del hijo, a esto llamaremos herencia astral.

En próximas entregas veremos cada punto en detalle pero hoy me contentaré con dejarles más interrogantes que respuestas como puntapié de nuestro tema en cuestión.
Gabo Abad. Astrólogo y Futurista 





Noviembre 2016
Los asteroides
Especial de Juno

Las fuerzas cósmicas poseen potencias, cualidades, formas y modalidades diferentes, propias de cada una de las tribus celestes a la que pertenecen. No se manifiesta de igual manera (dicha modalidad) para: los siete espíritus planetarios, los espíritus extra-cadena, las lunas planetarias, los cometas, las estrellas fijas o los asteroides.

Hoy me dedicaré a hablar de los asteroides en general y de Juno en particular. A estas extraordinarias criaturas les hemos dado poca cabida en nuestros encuentros virtuales, cuestión que intentaré comenzar a reparar en estas líneas.

Las esferas celestes han manifestado a muchos tipos distintos de hijos, los más potentes son los espíritus planetarios, los centros helíacos de las cadenas del devenir cósmico, luego les siguen en potencia las estrellas fijas y los cometas (de acción breve y aguda); luego se observa que mucho más potente en el tiempo y perdurabilidad que las lunas son los asteroides. 


Cuatro diosas y un centauro

Dentro de los asteroides de relevancia están: Juno, Vesta, Ceres y Palas Atenea, más conocidas como las cuatro diosas y el siempre humilde pero potente centauro, Kirón.

Cada una de estas potencias celestes se manifiesta en la carta astral de la siguiente manera:

Juno: Está relacionada con las asociaciones, sociedades, etc. En particular con el matrimonio. Abarca desde la situación del tipo de pareja que nos atraerá hasta el tipo de pareja que atraeremos. También se relaciona con aquello que nos vincula.

Vesta: representa la orientación y modalidad de la potencia creativa que poseemos y como la manifestamos. Este asteroide marca nuestra inclinación a tal o cual cadena helíaca.

Ceres: es el amor incondicional y el amparo de otro, según el signo en que anide será la modalidad en que se manifieste. Es quien rige el amor parenteral y las separaciones físicas de lo amado.

Palas Atenea: La lucidez psíquica, la capacidad de resolver problemas, es la inteligencia objetiva. Palas es el estratega interno. Mal aspectado es signo de estupidez u oligofrenia.

Kirón: una de las criaturas más maravillosas y mistéricas del cosmos, es el auxiliar médico de Júpiter, pero se halla en relación a la capacidad de curación de heridas psíquicas, espirituales o corporales. Es una sabiduría en estado puro que ha elegido a las estrellas del firmamento en lugar de lo que su naturaleza marca, “lo mundano”. Ya hablaremos de él en otro momento.



Juno en la mitología

Juno o Hera, como la conocían los griegos, es la diosa del matrimonio y quien reina junto a Júpiter sobre todo el panteón de Dioses greco-romanos.
Muchas son las historias que podemos contar sobre la madre de los dioses, que van desde el odio a los troyanos (debido a la infidelidad de Júpiter con un joven y bello príncipe troyano – Ganímedes. Pero esta historia será para otro momento), hasta el culto a la maternidad y a la vida misma que ofrecían sus seguidores a través de las celebraciones a la tríada Capitolina (Padre, Madre e Hija)
Los griegos la llamaban “la celosa” Hera, ya que entre los dioses era la que cultivaba más fuertemente este sentimiento, nacido y anclado en las frecuentes aventuras amorosas de su marido Júpiter.
Innegablemente es una potencia femenina pero no es la plena maternidad de Ceres.
De las cuatro diosas de los asteroides, es la más potente y demandante.
Se asocia, dentro del mundo mineral, a las potencias del olivino y del piroxeno, pero que, por motivos esotéricos, no podré desarrollar en este ámbito.


Juno, el asteroide y la astronomía

Juno es un cuerpo celeste que mora en el cinturón de asteroides que está comprendido entre las órbitas de marte y júpiter.
Es un asteroide tipo S, dice la ciencia actual, o sea del tipo silíceo y que posee una cualidad altamente refractante. Es uno de los cuerpos de mayor masa dentro del grupo que compone dicho cinturón. 
Este espacio entre las orbitas de marte y júpiter, que la ciencia llama “cinturón de asteroides” (con la carencia poética que la caracteriza) es responsable de uno de los epifenómenos más controvertido de la astrología: “la Luz Zodiacal”, del que hablaremos en otra oportunidad.


Los cielos hoy

La diosa madre fija su morada en Sagitario el día 6 de noviembre donde permanecerá hasta el 2 de febrero de 2017. 

Este maridaje natural entre la amada Juno y su amado Júpiter (vestido de sagitario) exige libertad y transfiere esa exigencia a todo el zodíaco. Esta libertad impone ciertos condicionantes: poseer una visión unificada de un futuro compartido, un mismo horizonte, y un amor leal que se desarrolle y crezca. 

Tendremos la necesidad de asociarnos a otros con creencias similares, buscando en lo trascendente, ya sea en la religión, en la antropología o en la filosofía para ayudarnos a comprender mejor eso que nosotros mismos somos, eso que se “es”. 

Sagitario dice mucho, necesita hablar, comunicar mientras que Juno escucha y atesora. Para las parejas, sociedades o asociaciones debe darse esta comunicación permanente, de alguien que dice y de un otro que escuche, pero para llegar a buen puerto se requiere que sea recíproco entre las partes, ya que los riesgos de esta aspectación son los celos y la desconfianza. Si el protocolo que impone Juno no se cumple sobreviene la ruptura, el desastre y la calamidad en sus diferentes grados.

Esta unión comenzará con un atípico lecho nupcial: la Luna en Acuario (sólo por unos días) tendremos la necesidad de desprendernos de lo que no consideremos trascendente o perdurable, esto incluye especialmente a la relaciones.

En Resumen

Este fecundo periodo no es expansivo pero nos trae la profundización del amor existente, siempre y cuando se asiente sobre la verdad y el compromiso. Juno es implacable con la traición y la infidelidad, es capaz de desatar tempestades y desastres sobre aquellos a los que cela y sobre los seres que sustentan ese celo. 

Época ideal para viajes románticos, ya que la naturaleza sagitariana se potencia, desbordando sobre todo lo creado, es vida en movimiento que une todo lo vivo y amplifica lo que anida en los corazones. 

Desprendimiento y nuevos rumbos para todo aquello que no se halle en sintonía con este horizonte.

Pasión y Amor para todo aquello con un mismo destino y en un mismo espíritu. 
Gabo Abad. Astrólogo y Futurista