Introducción a: 
“El Amor en las Esferas Celestes”
Segunda entrega


Agradecimiento
Ayer un amigo se contacta conmigo y me cuenta que Estela (llamémosla así ya que no le gusta ser nombrada fuera de su “audición”, o “programa” como se dice hoy en día), gran divulgadora de la Astrología exotérica, ha leído nuestro artículo y ha hecho un comentario elogioso sobre mi humilde arte a sus muchos alumnos. Primeramente solo puedo pensar en la gratitud a su persona y luego contarle y contarles que este espacio no es fruto de algún escaso mérito que tal vez posea, sino es un espacio de construcción colectiva que Gracias a + MEM o.m es posible, ya que la amplitud de la Obra que me ha sacado del retiro tiene como límite sólo la misma inmensidad. 
Estela querida, mi humilde gratitud, a esa joven de mi edad que extiende tan bello arte.

El soplo elemental
Recordarán que hablamos de los tres ejes o soplos que componen los análisis llamados sinastrías.
Y cito textualmente: “Hay tres ejes (o soplos) de análisis de una carta comparativa: el elemental (tierra, agua, fuego y aire), el natural (energía predominante Masculina, Femenina, Neutra – Ying y Yang, etc) y la posicional (oposición, conjunción, trígono, etc)”.

Hoy me dedicaré al soplo elemental o al llamado elementario.
Para la Astrología tradicional, hay cuatro elementos: Fuego, tierra, aire y agua, y cuatro cualidades (que antes no hemos nombrado): seco, húmedo, frío o caliente.





Los cuatro elementos generan lo que se conoce como la cruz elemental, asimismo las cualidades generan otra cruz, que al superponerse para generar el octaedro mistico-elemental.
La Astrología toma esto de la Cosmología, su Ciencia Madre, que a su vez lo toma de la Alquimia, tema que me supera ampliamente. Quien quiera profundizar en este tema le recomiendo contacte al Alquimista, el Rabí del sur del mundo.




Para nuestros humildes fines, llamaremos a esta conjunción estrella elemental de ocho puntas u octaedro elemental.

A modo ilustrativo veamos como en la iconografía clásica se observan estas formas. El siguiente ícono de la Virgen en su advocación de la “Zarza Ardiente” nos muestra estas potencias en su forma criaturizada.





El elementario astral

Cada carta astral, tenga el objeto de análisis que tenga, posee un elementario como fruto de los posicionamientos de los distintos astros en la rueda celeste.
Ejemplo: Un niño varón, nacido el 1 de diciembre de 1986 a las 18:40 en la Ciudad de Buenos Aires Argentina, su carta arrojará una dominancia acuosa, con mucho fuego y escaso o nulo aire y tierra. Este hombre poseerá una personalidad húmeda, nutritiva y cálida en conjunción con el regente de su signo: júpiter, cuyo fuego no es quemante (a menos que truene), es húmedo, móvil y expansivo.
Otro ejemplo podría ser una joven del 3 de mayo nacida en la ciudad Uruguaya de Montevideo a las 09:15 hs, durante el año 1982. Esta jovencita no posee fuego en su elementario, tiene poca tierra y mucho de aire y agua. Su naturaleza será húmeda, móvil y claramente fría. Casi en empatía con su regente venus.

Un día soleado de verano del 2003, la joven se encuentra de vacaciones en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires y coincide en esas paradisíacas playas con el joven del primer ejemplo. Oh! Que recuerdos, perdón por la digresión pero en el 56 lo más granado de la astrología del momento se reunía en esos parajes, para nosotros fue un adelanto de los lisérgicos 70´s, que suerte para mi prontuario amoroso que la memoria sea tan frágil.
Retomando, este encuentro impacta en los cielos con fecha y hora 6 de febrero a las 00:30 hs (aproximadamente), momento ni húmedo, ni seco, ni frío ni cálido, justamente neutro y equilibrado.
La carta del encuentro generará un espacio propicio ya que no alterará de manera alguna lo que cada uno trae. Un espacio cargado de algún elemento o cualidad podría beneficiar o condenar la relación.

Analicemos lo que tenemos: ambos poca tierra y mucha agua, él mucho fuego y ella poco, el poco aire y ella mucho.
A grande rasgos y muy superficialmente podemos decir que a esta pareja le costará concretar y poner los pies sobre la tierra (ya que carecen de ella) y habrá mucha agua por ello mucho sentimiento a flor de piel, mucho drama no necesariamente pasional, ya que él aporta el fuego-pasión a la relación pero ella lo enfría logrando en la intimidad y en lo vincular un equilibrio ligeramente inestable ya que él la considerará indiferente y ella a él lo sentirá muy absorbente.
Por otro lado ella volará por los aires hacia un horizonte claro, concreto y bien programado; mientras el disperso en los fragores de su fuego saltará de una situación a otra sin solución de continuidad.

Queridos lectores observen como algo tan básico como este análisis cuanto aporta, tan sólo aspectando un eje de la sinastría.



La segunda rueda, la cabalística nos diría como equilibrarlos y la tercera revelaría la forma final de ese amor de pareja, final en el sentido de sublimación.

Para la próxima entrega veremos la interacción de un eje secundario: Venus.

Pronto los cielos nos contarán más sobre el amor astrológico que nos depara este mundo de las sinastrías.
Gabo Abad. Astrólogo y Futurista