La Témpora, equinoccio 
y el año nuevo Astrológico



Dedicatoria

Hace ya cinco años la sacerdotisa del fin del mundo y Maestra Sufí del ancestral Sur me sacó de mi muy merecido retiro. Bajo su amparo y guía me animó a empezar esta travesura que ha rejuvenecido mis encanecidos días. A ella voy a dedicar estas líneas ya que es mi motor para seguir. Y a él de quien me es difícil decir, ya que como inasible Rabí se halla más próximo a mí de lo que la conciencia me permite percibir. Son mi Sol y mi Luna, mi Júpiter y mi Saturno, mi alfa y mi omega. A ellos esto poco que se han dignado a magnificar sin mérito alguno de mi parte. A ellos que espejan a Él-Todo y a La-Todo, siempre a ellos.



El Cosmos y la Témpora

Con la Luna en Virgo y bajo la regencia doble de este año Lunar el 20 de marzo de 2019 a la 18:58 hs (para Argentina y Uruguay, UTC 21:58 hs) tendrá lugar el equinoccio de otoño para el hemisferio sur (de primavera para el hemisferio norte). Es el equilibrio exacto de horas luz y de horas de oscuridad. Así asoma su cabeza el nuevo año astrológico, ser de plena luz plateada que se da naciendo en la séptima casa, con un ascendente en ese Virgo Lunar que marca la doceava casa.

Año para dejar lo solitario y egoísta para pensar en el bien común, no sólo con lo gregario sino con esa intuición social que aúna fuerzas en pos de la Común-Unión. Año para salir del caparazón y unirse a la colmena.

La témpora nos trae la posibilidad de examinarnos en cuanto a nuestra actitud en el entorno de los otros, entendiendo a esos otros como un grupo que se nuclea en pos de algo (lo laboral, lo espiritual, lo lúdico, etc.)
Saturno y Neptuno desde el nodo lunar sur en las tierras de Capricornio nos darán la llave para salir de la disfuncionalidad grupal. La clave es el examen de sí mismo pero en contacto con el otro, es el engranaje del uno en el todo al compás de lo vital.
Un grupo disfuncional y disruptivo lo es por una única razón, sus individuos, que anclados en sus propios egos no pueden hacer una síntesis superadora del “sí” grupal.


La Madre y lo materno

Ya hemos hablado en el breviario alquímico-astrológico sobre la maternalidad del año en curso.

El 2019 es un año de consolidación, año en que se asientan las bases para la creación de un hito en la Historia. Un punto de trascendencia. Para la astrología china será el año del chancho con lo cual también es un cierre (último animal del zodíaco chino).

La Madre cósmica cobijará al año por venir, será guía y fuente. Por ello se ha colocado en la casa XII (12), el omega, para contar una historia con un final feliz.
No es menor la conjunción con el ascendente en Libra ya que el destino que nos marca el ascendente se halla iluminado por la plateada luz lunar y por una cierta búsqueda de equilibrio.

Pero la luna negra, la mala madre, intentará influir en esta aspectación como lo ha hecho en otros años. Recuerden que ella odia a la progenie de Eva y buscará hacer lo necesario para pervertirla. Intentará influir a los débiles de espíritu y a los inconstantes para cumplir sus oscuras metas.

El arcano Saturno complicará la relación con las autoridades. Desde Capricornio marcará tiempos donde las autoridades serán cuestionadas y puestas bajo la lupa, en particular las que son de carácter público o de masas.

Uno de los errores más comunes de los astrólogos actuales es creer que un evento fuerte genera un centro polarizador en un signo en particular. Este es el caso de Júpiter ingresando en las tierras de su protegido Sagitario, trayendo un año muy bueno para los vapuleados centauros. Eso no hace que sea “el año de Sagitario” sino un año teñido de esa energía jupiteriana.

Hace unos días el Rabí del fin del mundo decía: “Mis queridos sagitarianos, gente linda que cuando ama lo hace intensamente y cuando sufre también lo hace intensamente”. Esto ocurrirá, será un año intenso, expansivo, de muchos sueños, de recuerdos recuperados, de deseos, de hijos, padres y madres. Es un año donde lo vincular tendrá mucha relevancia ya que estaremos en una casa VII donde Júpiter regente de lo familiar y la maternal luna pondrán en relevancia esta particularidad. Además podemos hablar de una regencia primaria de la Luna y del matiz que otorga Júpiter.
Júpiter centro de su propio sistema solar, amante de varias lunas, se verá transformado en luna de “La Luna” donde la sabiduría del antiguo dios griego se pondrá a los pies de La Todo.

Año de materna protección pero en el cual deberemos tener especial cuidado, estar expectantes y siempre alertas ya que será un año adolescente, juvenil y expansivo. No será un año de primeros pasos, pero será un año de autoafirmación, individuación y de cierta teogénesis. Siempre persistentes, constantes y bien dispuestos tendremos que seguir de pie en este año donde la gula y la lujuria nos intentarán devorar.


La sétima Casa

El año astrológico se iniciará en la séptima casa.
Esta casa es el principio vital de lo social, representa las relaciones con otras personas que implican compromiso o cooperación. Matrimonio, contratos, sociedades y asociaciones tanto materiales como espirituales.
Es la casa del Nosotros Somos y opuesta al yo soy de la primera casa, es la casa disociativa del ego. Es también la casa de los enemigos declarados, de las separaciones y del trato con el público.
Los planetas situados aquí hablan de nuestra capacidad para mantener este tipo de relaciones y del tipo de personas que buscamos para ellas. Es Urano quien gobierna esta casa durante el 2019. Su energía sumada a la de la séptima morada marca que la forma de relacionarse sobrepasará lo convencional, las relaciones se manifestarán ligeramente exacerbadas y bastante neuróticas.
Ahora bien, lo materno unirá, será el hilo conductor de las distintas formas de ser para lograr esa unidad de lo diferente que se requiere para que el grupo sea coherente y sienta la búsqueda del bien común como una prioridad de casa-individuo.

Recomendación y conclusión

Les recomiendo releer nuestro artículo “del año por venir” donde nos dejamos llevar por la poesía cósmica que relata la danza del hermano Sol y la hermana Luna, ya que todo fue dicho a tiempo.
Las fuerzas que están en movimiento son: el fuego de los cielos que viene a nutrir a la madre tierra, el eje cósmico que se alínea al terruño y esa necesidad visceral que busca conformar un grupo. Por ello la pulsión a unirse, la necesidad de vivir plenamente y la convicción inequívoca de que Madre Cósmica nos cobijará a todos por igual.

Gabo Abad . Astrólogo y Futurista