Septiembre 2015

"¡No es magia, ni ilusión, es arte...!"


"...de dos toneladas para que pareciera cercenado. Se trata de una estructura de hierro con revestimiento muy similar al hormigón original, que lo deja de su misma altura. "Quedará así una o dos semanas, porque queremos fomentar el arte en el espacio público, para que se convierta en un lugar donde la gente se quiera quedar", 

LA NACION. Patricio Di Stefano, subsecretario de Espacio Público.

"La intervención, realizada por uno de los artistas argentinos con mayor proyección internacional, fue concretada después de seis meses de trabajo y de coordinación con la Policía Metropolitana, ingenieros, técnicos y tres secretarías del gobierno porteño..."





Curioso..., parece que la magia y la ilusión dejaron de interesar; el misterio, el poder de seducción, la sorpresa, el encanto y la inocencia, no son tenidos en cuenta... ¿A quién puede interesarle el significado de las cosas, en tiempos en que lo importante son "las cosas"?. Importantes en cuanto a la necesidad del "ahora", pasado "el ahora", lo necesario pasa a ser inútil, se descarta por un  nuevo "otro" que  caduca frente al "progreso" de la técnica.

Es así como el arte en este post renacimiento tardío, el actual, no tiene en cuenta el por qué de su ser.  No se sustenta en un principio, en un secreto, en el poder de la revelación. Hoy el arte es lo expuesto, "el concepto" lo que se ve o se quiere hacer creer que se ve. ¿Será así todo el arte? ¿Cómo imponer a la tradición algo que no le pertenece, algo que no forma parte de su ser, algo que en vez de potenciar, cercena? ¿Dónde quedó el encanto de nuestra mística Buenos Aires? ¿Dónde los genios del misterio, que se encontraron para desaparecer...? 
En estos tiempos de conjunciones "raras", en donde el planeta está tan mal posicionado cósmicamente, todo lo que no es, impacta sobre lo que es. Quitar el ser es un intento de imponer el no ser. Negar lo que es. Cuando la negación se impone a la verdad, ¿qué pasa? Se estremece la tierra. 
El sismo en Chile, impacta en Buenos Aires, se abre la tierra, se rajan las mentes, y a la inversa también...

A propósito del singular hecho narrado en el diario LaNación del día 20 de septiembre de 2015, cabe preguntar ¿la intervención de una construcción declarada monumento histórico, tiene consecuencias en el medio social, impacta de algún modo, o es un hecho estético solamente?

Sería interesante hacer un análisis espiritual del tema. En primer lugar, el Obelisco, es una imagen netamente religiosa. Una imagen de poder, masculina, que siempre está vinculada al círculo. Ejemplo: el obelisco de Plaza de Mayo, entre la Catedral y la Casa de Gobierno, las dos femeninas, está construido sobre "la plaza", centro de concentraciones masivas polarizadas, buenas, malas, entre afirmaciones y negaciones. Puede congregar lo más alto, como lo más bajo. Desde las apoteóticas manifestaciones populares, el eterno retorno de las madres de Plaza de Mayo, los pedidos por los derechos humanos y también festividades, recitales, hasta el trágico bombardeo de 1955, y el para siempre: "el pueblo quiere saber ¿de qué se trata? del 25 de mayo de 1810 frente al Cabildo, ¡tan convocante y ritual que es la pregunta que concentra toda reunión!

El Obelisco que se encuentra en la calle Corrientes, se construyó en dos meses. Nació el 23 de mayo de 1936 sobre los cimientos de la Iglesia de San Nicolás de Bari, demolida para ensanchar la 9 de Julio. Este "monumento" fue edificado en el espacio sagrado de una Iglesia, lo que no es un dato menor, pues semejante construcción se ve aspectada por la energía altamente positiva del rito que lo transforma es un disparador de fuerzas solares que congrega lo festivo: conciertos, zonas de descanso, recitales, lugar en donde se concentra la gente que festeja espontáneamente los resultados de una elección, la vuelta de la democracia, un partido de fútbol...  Emplazado sobre el círculo, penetra su raíz en la matriz cósmica, hasta el mismo fondo de la tierra allí en donde confluyen el submundo de lo subterráneo, el inconsciente, que da paso a la realidad circundante y abre el entendimiento al Absoluto, entrando, penetrando en el mismo conocimiento de la Bóveda Celeste, el firmamento. Es por eso, generador de vida. La bandera Argentina se izó por primera vez en la Cúpula de la Iglesia de San Nicolás de Bari y  también en el mismo Obelisco. Se asocia al emblema patrio como símbolo del poder solar. No olvidemos que nuestra bandera también tiene el sol en el centro. El Obelisco es para ser mirado desde abajo, lleva a levantar la mirada a lo trascendente e ilimitado. No es para ser visto desde arriba.  La mirada de abajo lo hace sin fin, el que termine en forma piramidal es muy importante porque apunta a la vida contenida,  es símbolo mágico de la resurrección implícita en la forma. Es el ojo de la cerradura por el que se pasa a otra dimensión. No es importante lo que contiene, sino lo que señala. El obelisco es para el afuera y congrega a todo visitante del interior o del exterior, es centro energético y turístico de Bs As.  La Argentina femenina y de Cáncer se complementa perfectamente con el Obelisco, masculino y de Tauro. Símbolo de la regeneración constante. Su numero es el 11, número primo de eterno comienzo. La carta que le corresponde es:

11 - LA PERSUASION - 

La idea de la fuerza y la vitalidad.
La fuerza operante vence sin violencia manifestando el dominio de la inteligencia mediante el conocimiento de la verdad.
La fuerza espiritual vence la materia.
La Fuerza interior modela la resistencia.
El valor, el poder y el éxito.

Plano Superior
Zona de encuentro de dos realidades, la inferior y la superior

Plano Medio

Lo abarca la figura de una joven cuyas manos están en la boca del león.
La joven esta de pie mirando hacia la izquierda, su postura indica acción y el dominio de la fuerza bruta, direccionando la energía vital.
Representa a una mujer con grandes poderes curativos, que personifica el poder y la protección.
El león encarna los impulsos y pasiones que deben ser controlados y respeto del hombre a sus enemigos.

Plano Inferior

El triunfo del bien sobre el mal.

Significado Numérico

11 = 1 + 1 = 2=  La SACERDOTISA, la polaridad, Bien - Mal.




Una mujer madura, que representa el poder anímico, espiritual y material. El libro sobre su regazo, es el de los secretos, la sabiduría. El manto del fondo, las cortinas del templo. Representa el conocimiento en evolución, el poder del conocimiento, la ciencia oculta, sacerdotal o iniciática, el poder. Alguien que posee el conocimiento pasado, presente y futuro, para distribuirlo según su criterio. Sólo están representados tres de los 4 elementos, falta el terrenal.

La Sacerdotisa, es la madre, en este caso la República, capaz de concebir, una  Nación prudente, reservada, que no muestra todo lo que sabe y puede, pero sus sentimientos son profundos, una mujer sabia y estudiosa, alguien que no muestra todo lo que es, que guarda sus misterios.

A la Nación corresponde la letra Beth, la casa, del alfabeto hebreo, la Luna, y la diosa Isis, de la prosperidad.

Esotéricamente es la Luna (intuición, sensibilidad, alma), el elemento Agua y la Témpora de Primavera.

En numerología el número 2  indica el encuentro de opuestos, los dos caminos siempre ...

Significado en los tres planos :

En lo espiritual guarda El espíritu en sí mismo en busca de su perfección, la potencia de lo que puede ser.

En lo anímico, el conocimiento profundo de lo que hay que hacer, la puerta abierta y el miedo a cruzar esa puerta, a afrontar las cosas, y la posibilidad de triunfo si se superan miedos y egoísmo.

En lo material, la posibilidad de conseguir lo que quiera, siempre que se supere el miedo. 


Es una carta que crea, altamente positiva en lo intelectual, lo espiritual, en los replanteamientos de vida, para los cambiar y la búsqueda mental.

Como persona es intuitiva, reservada, sabia, sensata, espiritual, prudente, que no se entrega fácilmente, que sabe más de lo que dice... llena de posibilidades, pero bastante enigmática. Con miedo para afrontar los problemas. 

Promete control de la dirección que se sigue,  dominio de los elementos, vitalidad y pérdida de amigos por enfrentamientos internos.
Penas, obstáculos, celos, y traiciones y resignación para sobrellevar las contrariedades.

Mancia

La intervención a la forma, la limita, la hace mundana, ínfima frente a la bastedad. Sacada de su entorno, la pequeña pirámide pasa a ser una construcción sin gracia, sin misterio ni magia. Vista desde arriba, se achica y limita, su poder se anula. Acercarla es hacerla común. Duplicarla, la hace vulgar, deja de ser única e inalcanzable. Rodear la forma original con un muro, le anula el poder, le impide que irradie. Su función de faro se interrumpe, se interfieren las fuerzas que trascienden al hombre. Una mutilacion innecesaria. Un sacrificio innecesario...

Las dos cartas nos llevan al número 22


El arcano número 22, EL LOCO




El Loco es un joven que combina sabiduría e insensatez, hace las cosas al tuntún pero, curiosamente, están bien hechas y es normal que sean así. Este aspecto alocado y juvenil es un símbolo de la extraña naturaleza cuántica de la realidad. En sus hombros lleva una mochila cargada con los cuatro elementos.

El Loco es quien va perdido y sin rumbo; se trata de una criatura que parece no vivir en la realidad; una criatura a quien nadie toma en serio y que vaga de un lado a otro, aparentemente sin saber qué busca ni adónde quiere llegar.

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Es un arquetipo itinerante, representa un principio de movimiento instintivo, "loco", opuesto a todo sedentarismo de la consciencia, a toda acomodación del ego.

Puede definirse, negativamente, como la otra cara del soberano, su contraparte mundana, un bufón de corte que es capaz de mezclarse entre el "sulphur vulgi" de la multitud. A veces, puede ser visto como el "espía" del rey. Es, en definitiva, una figura que empuja hacia la vida de modo espontáneo, saltándose las protecciones conscientes y conservadoras (por ello es un arquetipo constelado sobre todo en la juventud del héroe). El loco se encuentra cercano a la materia prima o caos originario y, como atestigua su vestimenta multicolor, vive próximo al carácter festivo y carnaval.

Por su ethos aventurero y espontáneo, el loco presenta una dimensión doble: invita por un lado a la liberación de la energía creativa, pero también puede desviarnos del camino y convertirnos en vagabundos sin norte

El lado izquierdo del loco representa el pasado, las cargas, los obstáculos, lo vivido, las personas que ya conoce, las personas menos evolucionadas que él, la parte del camino que ya ha transitado. La cabeza representa el presente, el hoy, el ahora. El gesto hacia la derecha se refiere al futuro, el camino aún no recorrido, las personas que aún no conoce, las personas más evolucionadas que él o lo que le queda por aprender.

También puede referirse a una incapacidad de integración o falta de objetividad. El loco hace referencia a la virtud de ver el entorno de una manera diferente, con mente abierta, facilidad para inventar historias o cuentos (sin referirse a la mentira), habilidad creativa.

Respecto al amor esta carta significa o debe entenderse como el momento de guiar nuestro camino más por este sentimiento que por la razón, significa conectar con nuestro corazón, si bien algunas veces puede entrar en conflicto con nuestra parte racional. Guiarse en definitiva por nuestra parte espiritual sin que haya frenos del ego o la parte racional.

Al Loco en su calidad de personaje inocente e intrépido que es imbuido en el viaje esotérico o iniciático se le asocia con el héroe solitario que alcanza el conocimiento oculto para combatir el mal 


Por último, la carta resultante del 

2+2= EL EMPERADOR 




La fuente de luz, nos lleva al por qué de la Obra: se hizo en conmemoración del 4to Centenario de la Fundación de Buenos Aires.
En definitiva, el Obelisco es axis mundis, centro, cetro, poder y falo. Intervenirlo es castrarlo y castrarnos, pretender anular la potencia que es fuente de emanaciones

Indefectiblemente tal intervención impone la carta:

XVI - LA TORRE (la casa de Dios)


`También quebrará los obeliscos de Heliópolis, que está en la tierra de Egipto, y prenderá fuego a los templos de los dioses de Egipto.'Jeremias 43:13




Esta carta viene representada por una torre tocada con una corona que es alcanzada por un rayo, que le rompe la corona y de la que caen 2 hombres. La torre ancha en su base nos indica que tenemos una base sólida. El hecho que el rayo destruya sólo la parte superior de la corona, representa la cabeza, el conocimiento y los valores, significa que debemos replantearnos nuestras ideas, el poder material y la abundancia. Los 2 hombres son los valores.

Representa: Ruptura, destrucción, problemas y replanteamientos de toda índole por encontrarse en un momento donde las cosas ya no pueden seguir como están. Necesidad de reflexión para eliminar todo lo que no funciona y quedarse sólo con lo que es sólido y vale para nuestra nueva etapa.

Esotéricamente La asocian con Capricornio. El 7 (16=1+6=7).
Es del elemento Tierra y la estación del Otoño.


¿Qué podrá decir de la punta del obelisco el hombre que lo vea allí, abajo de él, por debajo de sus potencias...? Criatura del fuego y del aire puesta en tierra, ya no criatura, "cosa" en cuanto está despojada de todo poder simbólico; separada de su cuerpo, ilusoriamente, deja de ser ella, ya no es ella, es réplica, imitación, mentira. Expuesta sin ser, al no ser verdadera. Minimizada en su trascendencia. De las faraónicas pirámides, a la absurda mirada de lo que bien puede pasar por ser, una carpa o una casa de muñecas... La cima ha sido despojada de su altura, condenada al infame ultraje de la decadencia espiritual, a la negación del espíritu que habita en todo cuerpo. Un cuerpo sin vida, que nunca formó parte del cuerpo, por no estar en las alturas...







 Obelisco de Buenos Aires en 2015

Se construyeron muchos obeliscos entre 1550 a unos 1100 a.c. Algunos fueron más de 100 pies de altura. El término hebreo traducido “obeliscos” significa pilar o permanente piedra “pilares sagrados”, el contexto egipcio sugiere que los pilares eran, de hecho obeliscos, quizás dedicados al Dios Sol Re “. (Edición de 2003 de diccionario ilustrado de Biblia de Holman, página 1.207)



Edificio
Coste 200.000 m$n
Localización Plaza de la República, en Avenida Corrientes 1051.
Ciudad de Buenos Aires. Bandera de Argentina, Argentina
Propietario. Bandera Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Uso(s) Mirador
Coordenadas 34°36′11″S 58°22′54″O / -34.603075, -58.381653

Construcción

Inicio 20 de marzo de 1936
Estimación de finalización 23 de mayo de 1936

Dimensiones
Altura de la última planta 67,5 m
Equipo
Ingeniero estructural Alberto Prebisch
Contratista Siemens


El Obelisco de Buenos Aires es un monumento considerado ícono de la ciudad construido en 1936 con motivo del cuarto centenario de la fundación de la ciudad. Está emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. Fue declarado Monumento Histórico Nacional.


Historia

Plaza de la República el 20 de junio de 1936, Día de la Bandera
Obreros retiran las placas de piedra del Obelisco. (ca. 1938)

En el solar donde hoy se encuentra el Obelisco estaba emplazada la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari, que se decidió demoler para la construcción de la Avenida 9 de Julio. En la torre de esa iglesia fue izada oficialmente por primera vez en Buenos Aires, en 1812, la bandera argentina. Dicha circunstancia se recuerda en una de las inscripciones del lado norte del Obelisco.

Se decía que el bloque radical de las cámaras presentaría un proyecto para que en ese lugar se erigiera el monumento a Hipólito Yrigoyen. Pero, el 3 de febrero de 1936, a 400 años de la denominada "primera fundación de Buenos Aires", el intendente Mariano de Vedia y Mitre, nombrado en la presidencia de Agustín Pedro Justo, firmó un decreto que generaría enconadas polémicas, para la ejecución de una obra de carácter extraordinario, que señale al pueblo de la República la verdadera importancia de aquella efeméride. Que no existe en la ciudad ningún monumento que simbolice el homenaje de la Capital a la Nación entera[1] . Se le encargó entonces al arquitecto Alberto Prebisch la construcción de un obelisco que se realizó en solo sesenta días: la obra comenzó el 20 de marzo de 1936 y fue inaugurada el 23 de mayo de ese año.[2]

Alberto Prebisch fue uno de los principales arquitectos del modernismo argentino y autor también del vecino Teatro Gran Rex. Con respecto al motivo de la forma del monumento Prebisch dijo:

Se adoptó esta simple y honesta forma geométrica porque es la forma de los obeliscos tradicionales... Se le llamó Obelisco porque había que llamarlo de alguna manera. Yo reivindico para mí el derecho de llamarle de un modo más general y genérico «Monumento».

La construcción estuvo a cargo del consorcio alemán G.E.O.P.E. - Siemens Bauunion - Grün & Bilfinger, el cual finalizó la obra en el tiempo récord de 31 días, para la que empleó a 157 obreros. Maximizando el aprovechamiento del tiempo se utilizó cemento Incor de endurecimiento rápido y se fue construyendo el monumento por secciones de 2 metros para facilitar el volcado del hormigón. Para su construcción, que costó 200.000 pesos moneda nacional, se utilizaron 680 m³ de cemento y 1360 m² de piedra blanca Olaen de Córdoba.

El tendido de la línea B de subterráneos favoreció la construcción del monumento, pues facilitó la colocación de los cimientos sobre los túneles formándose la base de hormigón de 20 m de lado y 1,50 m de altura sobre vigas de 1,80 m de alto que se apoyan en los costados sobre zapatas del mismo material de 1,20 m de alto y de 3 m y 4 m de largo respectivamente. La losa plana del techo del túnel del subte permite el paso de la losa de fundación del obelisco. Durante la obra, el obrero italiano José Cosentino cayó en una de las bóvedas del cimiento y murió.[3]

El 20 de febrero de 1938, Roberto M. Ortiz sucedió a Agustín Pedro Justo, y designó como nuevo intendente de la ciudad a Arturo Goyeneche.

En la noche del 20 al 21 de junio de 1938, al día siguiente de haberse realizado en el lugar un acto público con la presencia del presidente Ortiz, se produjeron algunos desprendimientos del revestimiento de piedra que destruyeron las gradas donde el día anterior se agrupaban los abanderados de colegios primarios y secundarios de la ciudad durante el acto.[2] Para terminar con el peligro de que nuevas placas de piedra pudiesen caerse, fueron reemplazadas por revoque de cemento en el que se imitó el dibujo de las lajas, que fue pintado con 620 litros de látex.[3] Al quitarse las lajas no se tuvo en cuenta que se retiró una leyenda que decía «Alberto Prebisch fue su arquitecto».[4]

Inmediatamente después de su construcción, el obelisco se tornó en centro de las burlas y protestas de los porteños. Tres años después de su inauguración, en junio de 1939, el Concejo Deliberante sancionó la demolición del Obelisco por Ordenanza Nº 10.251, por 23 votos contra tres, aduciendo razones económicas, estéticas y de seguridad pública. Pero la ordenanza fue vetada por el intendente Goyeneche, y no prosperaron otras tentativas por derribarlo. [4]

La estructura del mismo, basada en la estética racionalista, generó más de una polémica entre los partidarios de la renovación de la ciudad y los sectores más tradicionalistas. Actualmente ya se lo considera como un ícono de la ciudad.

El Obelisco es frecuentemente utilizado como punto de reunión de diversas manifestaciones, las que abarcan también las avenidas 9 de julio y Corrientes que lo rodean, hecho similar al que ocurre en Plaza de Mayo.

Fue escenario de numerosas anécdotas y hechos insólitos. En 1939 alguien colocó en la cima de la estructura una bandera argentina. Pocos meses después, un joven amenazó con arrojarse al vacío si no se le conseguía un trabajo. En varias oportunidades se aprovechó la enorme estructura de distintas maneras: en 1973 se lo decoró como árbol de Navidad. En 1975 se colocó un anillo giratorio en el cuarto inferior de su altura, con las inscripciones «El silencio es salud» y «Mantenga limpia Buenos Aires».[4]

En 1987 se lo rodeó con una reja para impedir las inscripciones en sus paredes. En 1998, activistas de Greenpeace violaron el acceso y desplegaron desde la punta un cartel con la leyenda «Salven el clima».[4]

Entre las muchas intervenciones, el 1° de diciembre de 2005 apareció completamente cubierto por un preservativo de color rosado, en conmemoración del Día Mundial de la Lucha contra el SIDA.

El 20 de septiembre de 2007,[5] conmemorando los 150 años de las relaciones bilaterales entre Argentina y Alemania, amaneció cubierto con una tela de 60 m² con los colores de las banderas de esos países. Además se ajustó un nuevo sistema complementario de iluminación que fue donado por la embajada de Alemania y empresas de ese país (Allianz, Osram y Siemens) que apoyaron la celebración.

El 20 de septiembre de 2015 parecía estar desprovisto de su punta gracias a una intervención del artista argentino Leandro Erlich, que mediante un sistema de paneles espejados generó esa ilusión óptica.[6]

Descripción

Su altura es de 67,5 m, y de estos 63,5 m son hasta la iniciación del ápice, que es de 3,5 m por 3,5 m. La base tiene 6,80 m de lado.

Tiene una sola puerta de entrada (en el lado oeste) y en su cúspide hay cuatro ventanas, con persianas metálicas, a las que sólo se puede llegar por una escalera marinera de 206 escalones con 7 descansos cada 8 m y uno a 6 m.[3]
La punta es roma; mide 40 cm y culmina en un pararrayos que no logra verse por la altura, cuyos cables corren por el interior del monumento. Existe una caja de hierro empotrada que según se dice guarda una foto del jefe de máquinas de la construcción, y una carta destinada a quienes lo demuelan.[7]

En el IV Centenario de la fundación de la ciudad por Don Pedro de Mendoza.
II de Febrero de MDXXXVI.

Poema de Baldomero Fernández Moreno 
inscripto sobre el frente sur.

En el frente que da al lado sur, en su base, en un muy pequeño rectángulo, se encuentra escrito este soneto de Baldomero Fernández Moreno, que escribió durante una cena de homenaje en el Alvear Palace Hotel a Prebisch (según la anécdota lo escribió en una servilleta y se lo entregó a su esposa).[8]

El Obelisco

¿Donde tenía la ciudad guardada
esta espada de plata refulgente
desenvainada repentinamente
y a los cielos azules asestada?
Ahora puede lanzarse la mirada
harta de andar rastrera y penitente
piedra arriba hacia el Sol omnipotente
y descender espiritualizada.
Rayo de luna o desgarrón de viento
en símbolo cuajado y monumento
índice, surtidor, llama, palmera.
La estrella arriba y la centella abajo,
que la idea, el ensueño y el trabajo
giren a tus pies, devanadera.



23 de Mayo- Personalidad y Psicología


Los nacidos el 23 de mayo tienen una extraordinaria capacidad para transmitir su energía, sus emociones y sus ideas a los demás. Aunque sus modales sean volátiles o electrizantes, su atractivo sexual es claramente terrenal.

 Es difícil que pasen inadvertidos, ya que siempre tienen algo —normalmente positivo— que llama la atención y cautiva a los demás.

Las personas nacidas el 23 de mayo dedican parte de su vida a transmitir influencias positivas a sus hijos. Son excelentes padres, pues no sólo les preocupa la educación de sus hijos, sino que cuentan con la energía necesaria para afrontar el trajín cotidiano de su crianza. Los lazos biológicos son importantes para los nacidos este día, en especial para las mujeres.

Rara vez buscan el estrellato y son felices participando en labores de grupo. La sensualidad de estos individuos compensa su visión del mundo marcadamente mental, de modo que su orientación es a la vez corporal y mental.

Aficionados a la diversión, disfrutan con los deportes de equipo y con el baile, así como con el ajedrez, las cartas u otros juegos. Muchos tienen un talento especial para la ciencia y, curiosamente, su objeto de estudio suele ser alguna clase de «transmisión» (por ejemplo, la de los rasgos biológicos o las corrientes eléctricas).

Aunque evitan las disputas, los nacidos el 23 de mayo siempre están dispuestos a solucionar problemas. Sin embargo pueden pasar por alto sus propias dificultades, puesto que su orientación externa hace que dirijan su energía hacia la familia, los amigos o el trabajo.

Si descuidan sus problemas físicos o emocionales durante demasiado tiempo, tarde o temprano se llevarán una sorpresa desagradable. Estos individuos no deben postergar sus necesidades. Por el contrario, deberían actuar de inmediato para solucionar sus problemas personales, como lo hacen cuando sus seres queridos o sus proyectos se ven amenazados por algún peligro.

Las actividades creativas —como las artes plásticas o la música— constituyen una afición relajante para los nacidos este día, que suelen dedicarse profesionalmente a las disciplinas científicas o técnicas. Casi siempre disfrutan haciendo trabajos manuales en su tiempo libre —desde juguetes a canoas o trajes—, ya que son particularmente hábiles con las manos.

Nunca son tan felices como cuando sus horizontes se amplían y cambian; de lo contrario, empiezan a sentirse atrapados y atascados. Tampoco les conviene estar demasiado tiempo solos, pues su necesidad de interacción social es muy fuerte.

Aunque emprendan un proyecto en solitario, es mejor que lo lleven a cabo cerca de otros que trabajen en algo similar. Las oportunidades de socializar que ofrece un empleo fijo son extremadamente gratificantes para ellos.

El deseo de los nacidos el 23 de mayo de que todo funcione sin problemas puede conducirlos al sacrificio y, en consecuencia, a la frustración.

Estos individuos deben aprender a no ceder a las exigencias ajenas y también a explicar con claridad sus deseos y necesidades. Aunque su necesidad de complacer está motivada por el miedo al rechazo, deben tomar conciencia de que el precio que pagan por la aprobación temporal de los demás puede debilitar su sentido de la individualidad. Esto es igualmente cierto para las mujeres y los hombres nacidos este día.

En los años 30, Buenos Aires sufrió una gran transformación . Se abrieron las diagonales Norte y Sur, cuyas obras terminaron recién en 1943 y, además, se ensanchó la calle Corrientes. También se comenzó a construir la avenida 9 de Julio. El Obelisco fue planeado, para convertirse en el centro de este núcleo de avenidas. Tan simple como enigmático, es una estructura hueca de 67,5 metros y 170 toneladas coronada por un pararrayos. Llegar a la punta, donde hay una habitación de tres por tres con cuatro ventanas, no es fácil. Hay que subir los 206 peldaños de hierro de una escalera recta y sin baranda, con sólo siete descansos. Hacerlo toma unos 15 minutos.

El monumento fue diseñado por el arquitecto tucumano Alberto Prebisch y costó 200.000 pesos moneda nacional. La obra estuvo a cargo de la empresa alemana G.E.O.P.E.-Siemens Bauunion-Grün & Bilfinger y se hizo en tiempo récord. El Obelisco fue levantado en 31 días por 157 obreros, que usaron 680 m3 de cemento y 1.300 metros de piedra calcárea de Córdoba. Tuvieron que sortear los túneles del subte y hasta una vieja usina subterránea. Y el Obelisco tuvo su mártir: el obrero italiano José Cosentino cayó en una de las bóvedas del cimiento y murió, relata Clarín.com.

El monumento fue inaugurado el 23 de mayo de 1936, ante la presencia del presidente Agustín P. Justo. Entonces, el intendente Mariano de Vedia y Mitre dijo: “Dentro de las líneas clásicas en que se erige, es como una materialización del alma de Buenos Aires”.

Pero no todo el mundo presintió su destino de postal porteña, y mucha gente defenestró a ese “feo punzón”, como lo llamaron. Un verso popular decía: “En el medio de la calle/ hay una mole parada/ la llaman el Obelisco/ y no sirve para nada”. Prebisch, su creador, prefirió definirlo como “una obra abstracta, pura y simple, que nada simboliza”. Sólo Baldomero Fernández Moreno le encontró poesía: “Dónde tenía la ciudad guardada/ esta espada de plata refulgente/ desenvainada repentinamente/ y a los cielos azules asestada”, escribió.

El Obelisco fue tan mal recibido que, en 1939, el Concejo Deliberante aprobó una ley para demolerlo por 23 votos contra tres. Los concejales argumentaron motivos “económicos, estéticos y de seguridad pública”. Una de las preocupaciones era que los paneles de piedra se desprendían. El oportuno veto del intendente Arturo Goyeneche, que alegó que el Obelisco estaba en jurisdicción nacional, lo salvó. Y las placas de piedra fueron reemplazadas por revoque de cemento que, más adelante, fue pintado con 620 litros de látex.

La enorme aguja también sobrevivió a la premonición de un tal Jorge Osvaldo Delio Krasnoff, que afirmó en un escrito que hizo llegar a Clarín: “El Obelisco desaparecerá el día domingo 12 de marzo de 1978”. Hubo un gran revuelo mediático. Nadie sabe qué pasó con Krasnoff, pero el Obelisco siguió en su lugar. El único cambio importante que sufrió en los últimas años fue en 1987, cuando le pusieron rejas para evitar actos de vandalismo, como las frecuentes pintadas en aerosol que sufría...

Gabo Abad Astrólogo y Futurista